miércoles, 28 de noviembre de 2007

Gatos Haiku III - Temple of the cat

La mentira oficial ha sido bien pergeñada: "hace casi diez milenios los egipcios domesticaron al Felis chaus y al Felis silvestris lybica en el gato doméstico que hoy conocemos. Era una relación de mutualismo en la cual unos se libraron de ratas y otras pestes y los otros se garantizaron protección y alimento..." Pura falacia. Lo cierto es que todo el desarrollo del pueblo del Nilo estaba al servicio de los gatos. La muerte de un faraón era una simple excusa para las pirámides que los inmortalizaran. Una vez erigidas, los gatos podían reinar a sus anchas, echar maldiciones, y esperar, agazapados, el sacrificio de algún ladrón de tumbas -o investigador del British Museum, que es lo mismo- para darles caza en su laberinto. Keops fue su apogeo, Ramsés II, la mascota del gato más poderoso de la historia. Un hybris imperdonable que los llevó a la decadencia. Hoy quedan pocas sucursales de esa fe agonizante. Ciertos jeroglíficos escondidos en alguna esquina cercana a Beruti y Araoz dan cuenta del último intento, abortado a medias, de levantar un gran templo: planos y presupuesto del Jardín Botánico de Buenos Aires.


Silueta


3 comentarios:

Loki dijo...

Faco, mandame un mail, esta en mi perfil, gracias

anónimo 4 dijo...

un haiku no debe contener ningun sentimiento, ninguna afeccion, ningun juicio. Debe mostrar una realidad tal como se presenta y nada mas. Tal vez se puede utilizar una estacion como contexto, pero el poeta no debe decir lo que siente en un haiku, si supuestamente al escribir un haiku lo que se hace es expresar la iluminacion del instante, la plenitud y planitud de cada momento. Igual buena iniciativa de escribir casi haikus. Me gustaron los gatitos.

Faco dijo...

loki: hecho.

el neurotransmisor: éste texto en particular dista mucho de ser un haiku, es sólo un relato apócrifo breve. Si bien el blog se llama Casi Haikus, contiene también textos como éste, que no lo son. Los verdaderos haikus, de 17 sílabas, están debidamente marcados con esa etiqueta. Tal vez tenga razón en lo que dice, pero no creo posible que cualquier poesía pueda ser pura, todas están tocadas por lo humano. La ilumnación del instante será el haiku perfecto, pero si no tiene nadie que lo exprese, es inexistente. Y si ese instante es percibido, interpretado y reenunciado por una persona, será necesariamente subjetivo y humano. Hacemos lo que podemos. Gracias por leer.