domingo, 15 de julio de 2007

Esquina y después

Uno viene mirando puteríos, negocios de chucherías y bares para turistas que son plásticas copias de los que hay en sus lugares de orígen. Como Los Simpson cuando van a Japon y comen en Grigolandia. Pero se dobla la esquina y estás con amigos caminando por París, suena un tango por ahí y empieza a nevar en tu alma. Te das cuenta que la decadencia no importa a las cosas eternas.

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