miércoles, 15 de agosto de 2007

El equilibrio zen y el balance cósmico no tienen valor hasta que no se aprende lo frágiles que son, lo rápido que pueden desmoronarse y volver al caos. El encanto de la paz sólo se aprecia en contraste con el espanto del zafarrancho. Y no se aprende hasta que duele de verdad, porque no se entiende hasta que se entiende, ¿se entiende?

3 comentarios:

Rosángela Roncallo Bayuelo dijo...

bien...un saludo...
bye

Faco dijo...

Se agradece, otro, bye... (?)

Anónimo dijo...

Se entiende claramente