miércoles, 26 de diciembre de 2007

Navidades blancas

La vida es sueño. Somos sueño. Anoche, como estoy cansado, me acosté en un sillón a las 12.30 y me levantaron para cargarme en el auto 2.30. Anoche viajé en trance onírico, semi-consciente desde Lanús hasta Florida, a través de todos los baches del universo, a bordo de un Gol destartalado. Anoche, mi estado lamentable me impidió ir a una fiesta y a las 3.30 me tiré en la cama a descansar un rato.
Anoche soñé con vos. Como Nastenka en el libro que me regalaste -y, en otra clara injusticia, no leí aún y acaso no lea nunca para no perderte del todo-, venías a rescatarme. Anoche, después de semanas de encontrar tu cara en todos lados, pasé la navidad más hermosa con vos, y no sé si pueda revivirla o narrarla.
Anoche también te dejé ir. Desperté una hora después, arropado con añoranza y soledad, y me faltaban algunos abrazos. Me fui a dormir triste y vacío, pero sabiendo que el sueño quedará. Porque somos palabra y somos sueño. Todo lo que compartimos estos meses seguirá en el aire por mucho que intentemos borrarlo con el codo del olvido. Y al final, nadie nos quitará lo bailado.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

flaco, vos sabes lo q es un tiempo verbal?

Anónimo dijo...

Y vos no sabés leer tarado? se nota que no entendés nada.

MM dijo...

Feodor Dostoiewski no ayuda en nada. Mejor tomese unos vinos, que ya va a pasar.

Faco dijo...

anónimo1: No, la verdad que no, y salta a la vista que no me interesa saberlo. ¿Algo más?

anónimo2: Saber leer no alcanza. Gracias.

Groncho: ¿Qué hicieron los rusos por nosotros? Cuando pueda le entro duro al vinazi y vuelvo a la vida psicotrópica de cigarrillos, pastillas y alcohol. Total...

MM dijo...

Es la vieja de Noches Blancas, no?