sábado, 29 de diciembre de 2007

Tengo una tierra vasta y un barro infinito. Tengo dos eternos soles que la iluminan. Uno es más viejo y da vida al tiempo y con el tiempo se irá. El otro tiene meses y años inciertos y da vida a la vida misma. Alumbra millones de pequeños y hermosos momentos que no acaban jamás. Una pequeña vida y una pequeña muerte en cada uno.

Bajo su vera cantan los pájaros que me arropan el despertar. Canto colorido que me eleva incluso cuando me entierro.
Lunas tengo sólo una. Acaso nos preceda y sobreviva a todos. Bajo su luz prestada nos embriagamos, enloquecemos, bailamos, nos sanamos con palabras, nos odiamos, nos amamos. Y nos matamos, para revivir al día siguiente y seguir girando, mis soles y yo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

c'est la vie, la petite vie avec nous.

eso le escribía a alguien hoy.

nada hermano, lo quiero, se me cuida sabe?

Juana