miércoles, 30 de enero de 2008

Valizas - Samba de luz

Hastiados del Rey de la Milanga, huímos hacia otro bolichito a vela y con mesas rústicas al aire libre. Sólo quedábamos Germán y yo, esa noche. El mozo, tan cuelgue como nosotros, nos cargaba ("¿Qué es una birra? Nah, mentira, ya les traigo. ¿Son de Montevideo, ustedes?") mientras nos traía el pedido incompleto, que por escasez terminó siendo... sanguche de milanesa. Andaríamos por algún planeta cuando oímos "bueno chicos, vamos a tocar".
A la mesa de al lado se sentaron dos guitarras, una pandereta cantante, un cantante a secas y un matófono. Y arrancaron. Nunca dos canciones de bossa hicieron semejante samba cósmica. Con cada acorde las velas derretían las cuerdas y la cordura. Músicos y música reverberaban en su camino hacia dentro de nosotros, llenándonos de luz. Cerraron con "Manuel Santillán, el león",
flotando el aire de la noche y los presentes, poniendo todo patas para arriba.
La gorra y el mozo eran anécdotas de otro universo. Casi no puedo terminar tragar la cerveza, porque me había atorado con tanta luminosidad, tanta vida fluorescente bajo el cielo negro.

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